La Universidad de la República resolvió este martes hacer suya la preocupación de la Facultad de Medicina respecto a la habilitación de los productos de tabaco calentado mediante un decreto presidencial aprobado en marzo del 2021. 

El Consejo Directivo Central (CDC) aprobó por unanimidad (20 en 20) dar su respaldo al pronunciamiento adoptado por el Consejo de Medicina el pasado 1° de junio. Como informó Sudestada, la facultad resolvió encomendar al decano Miguel Martínez a solicitar una reunión al ministro de Salud Pública Daniel Salinas y el director general de Salud Miguel Asqueta “a fin de hacerles llegar nuestra preocupación y la voluntad de colaborar para que nuestro país se mantenga en el lugar de liderazgo que se ha ganado” en las políticas de lucha contra el tabaco.

Para tomar esta decisión, Medicina analizó las “cifras alarmantes” sobre el avance del consumo de dispositivos novedosos y emergentes, como los que usan tabaco calentado, así como las “valiosas notas como la de Sudestada, que supo reunir opiniones informadas y trascendentes como las de los doctores (Laura) Llambí y (Wilson) Benia a quienes siempre agradecemos por su capacidad de trabajo y su generoso esfuerzo”.

Durante la reunión del CDC, Martínez consideró que la Udelar “no puede estar omisa, no puede no dar su opinión, no puede no expresarse con respecto a un tema tan importante no solo desde el punto de vista de la salud sino desde el punto de vista nuestro comportamiento en lo social”. 

El decano de Medicina condenó “la introducción de nuevas formas de consumo de tabaco” que “se presentan como formas inocuas” y que fueron habilitadas por el decreto presidencial del 3 de marzo de 2021. “De forma muy sorprendente para nosotros fueron incorporadas como prácticamente un uso o costumbre que no generaría daño porque se confunde ahí lo que significa el tabaco calentado con lo que significan otras formas” de consumo, explicó. 

La estrategia de las empresas

Martínez insistió en que no existe evidencia científica, como lo ha señalado la Organización Mundial de la Salud (OMS), “para decir que el consumo de tabaco calentado sea en nada más benévolo que el tabaco simplemente. Nosotros de alguna manera lo que queremos plantear a la sociedad, porque es eso, es que hubo políticas muy bien definidas que dejaron muy bien parado al Uruguay en el contexto mundial”. 

Martínez también cuestionó el trabajo de incidencia que realizan las empresas tabacaleras para modificar las políticas sanitarias y promover productos que presenten una aparente reducción del riesgo para las personas consumidoras. “Como siempre a nivel de las empresas se busca el resquicio, y de alguna manera cambiar la presentación del tabaco, que es como cambiar la cajetilla de cigarros”. 

En ese sentido, respecto a los dispositivos novedosos o emergentes, el decano señaló que ahora existe “otra presentación, que es del mismo tipo, que no cambia, y que ninguno tiene demostración de que estas formas no sean igual de deletéreas, no determinen el mismo costo social. Porque eso también hay que verlo, está la persona que no fuma y que se contamina igual con esto, y también está la persona que socialmente termina pagando los efectos deletéreos del tabaco”, insistió.

Ante estos elementos, el decano de Medicina señaló que “el sitio de privilegio” que alcanzó Uruguay en la lucha contra el tabaco “no se puede perder por una interpretación que no alcanza, que no sirve, como para cambiar una política que vimos desde la Facultad de Medicina, y creo que desde la Udelar y del país, como una política de Estado”. 

“Vamos a alertar cada vez que aparezca una forma disfrazada de seguir introduciendo estas campañas. Jamás el tabaco, pese a los impuestos, logró pagar los costos asistenciales que derivó a nivel social. Y ni qué hablar a nivel personal”, señaló Martínez.

El CDC apoyó finalmente por el voto unánime de los consejeros la resolución de la Facultad de Medicina, que incluye el pedido de entrevista al ministro Daniel Salinas y al director general de la Salud Miguel Asqueta, para plantear la preocupación por la habilitación de los productos de tabaco calentado.