Bajo el lema “Envenena el planeta” la Organización Mundial de la Salud (OMS) intenta visibilizar cómo las empresas tabacaleras perjudican al medio ambiente.
La jefa de la Secretaría del Convenio Marco Contra el Tabaco, Adriana Blanco, dijo a Sudestada que usualmente se cree que el impacto ambiental está en el edificio donde funciona la industria, pero no en la cadena productiva “que es la que realmente tiene consecuencias en lo ambiental”.
“En un momento como el que el daño climático amenaza nuestro futuro inmediato -no ya lejano- es importante reconocer que esta industria produce algo que si se usa como ellos dicen no solo mata a la mitad de las personas, sino que además está matando el planeta”, advirtió Blanco.
Según la OMS, el tabaco mata a más de 8 millones de personas al año en el mundo y las empresas tabacaleras “intentan blanquear los daños ambientales que causan sus productos mediante donaciones a iniciativas que promueven la sostenibilidad y de informes sobre el cumplimiento de «normas medioambientales» que, a menudo, establecen ellas mismas”.
Además, el organismo internacional sostiene que la industria del tabaco “utiliza tácticas engañosas para lavar su imagen y afirmar que sus productos son sostenibles y ecológicos” y presentan datos para minimizar el efecto del cultivo de tabaco en el medio ambiente y en las personas a nivel mundial.
“También comercializan y etiquetan los cigarrillos afirmando que son naturales y ecológicos para que los consumidores crean que no les perjudican”, advierte la OMS. “Estas empresas financian escuelas, sistemas de salud, organizaciones de ayuda al medio ambiente y programas de limpieza de desechos de los productos del tabaco” para que se reconozca su contribución a la sociedad.
Un claro ejemplo es la incidencia que Philip Morris está teniendo en la industria farmacéutica, mediante la inversión y compra de acciones. En marzo de este año la OMS excluyó del mecanismo COVAX, a la vacuna contra la Covid-19 que el laboratorio canadiense Medicago desarrolló con GSK, por sus vínculos con la empresa tabacalera. El Ministerio de Salud de Canadá la había aprobado en febrero para su uso entre adultos de 18 a 64 años de edad.
En una entrevista publicada en abril de 2020, Andrea Costantini, líder del área de asuntos científicos de Philip Morris International para Latinoamérica y Canadá, informaba en entrevista con Latin Trade que la tabacalera adquirió en ese entonces un 30% de las acciones de Medicago.
El año pasado Philip Morris International acordó la compra de Vectura por unos 1.200 millones de dólares, grupo británico que ha trabajado con Bayer, GlaxoSmithKline y Novartis, en el desarrollo de tratamientos para enfermedades respiratorias. La mayor parte de los ingresos del grupo proviene de enfermedades relacionadas con el tabaquismo.
Desertificación y residuos
Blanco señaló que el uso inadecuado de las tierras trae como consecuencia la desertificación. “Lamentablemente el cultivo de tabaco es muy demandante en las tierras, en el uso de pesticidas, en la cantidad de agua que requiere, en la cantidad de madera que se precisa, ya sea para limpiar terrenos y usarlos para el cultivo o para el secado de la hoja de tabaco”, explicó.
A nivel mundial, unos 600 millones de árboles son cortados para fabricar cigarrillos y son utilizados 22.000 millones de litros de agua, según datos difundidos por la OMS, que asegura que la tierra fértil en la que se planta el tabaco “podría destinarse a para cultivos alimenticios”.
Los filtros de los cigarros “son acetato de celulosa, un plástico que no es biodegradable y que se queda en el ambiente por años”, alertó la secretaria del Convenio Marco. Bianco mencionó que en la Unión Europea están incluyendo advertencias sanitarias relacionadas con el tabaco y con la fuente de plástico que implica.
Los dispositivos electrónicos también representan un daño ambiental significativo, según la Organización Mundial de la Salud, por los cartuchos y las baterías de estos dispositivos que la mayoría no se pueden reciclar ni reutilizar.
Trabajadores del cultivo
“Los productores de tabaco no viven una vida de riqueza”, sostuvo Blanco. “Están en la producción de tabaco porque ya la tienen prometida para ser comprada, pero en el precio que la industria pone, no en el precio que ellos, que son los que producen la hoja de tabaco, ponen”, añadió.
La jefa de Secretaría del Convenio Marco, explicó que los trabajadores de este sector “viven en un círculo de pobreza” y que generalmente en el cultivo también están involucrados los menores “que no pueden hacer las actividades que los niños deberían hacer como ser educación y juego”.
Desde la Secretaría aseguran que “hay otras alternativas para la gente que trabaja en el tabaco, como la producción de alimentos que son de más utilidad y menor impacto en el ambiente”.
Un retroceso uruguayo
Uruguay tuvo durante años uno de sus ejes en la sustitución de cultivos de tabaco por otras plantaciones, en cumplimiento del Convenio Marco. Sin embargo, a juicio del especialista Diego Rodríguez, integrante del Centro de Investigación sobre la Epidemia del Tabaquismo (CIET), eso se acabó.
Esa experiencia se estaba dando en Artigas, donde se trabajó para dejar de plantar tabaco manteniendo las fuentes laborales de las familias involucradas. “Dejá de plantar tabaco, vamos a encontrar otro producto que puedas plantar, puedas vender, puedas ser parte del mercado y puedas mantener la fuente laboral”, era el mensaje que se trasmitía a los trabajadores, dijo Rodríguez.
Incluso, recordó el experto, se llegó a visitar una experiencia que se llevaba a cabo en Brasil para replicarla en Uruguay. “Eso desapareció. nunca más un impulso a eso. Si vos plantabas tabaco y yo fui y te dije ‘cambiá el cultivo’. Cambiaste el cultivo y después te solté la mano… y la tabacalera está ahí atrás, diciendo volvé a esto”.
Si bien Rodríguez admitió que no existen datos oficiales al respecto, se manifestó convencido de que muchos de esos productores volvieron a plantar tabaco. Incluso mencionó publicaciones en redes sociales de la Intendencia de Artigas donde el intendente Pablo Caram habla de la importancia del cultivo de tabaco para el departamento por tratarse de “trabajo de calidad”.